Científicos alemanes y japoneses han desarrollado un
sensor magnético que se aplica a la piel, lo suficientemente flexible para
adaptarse incluso a la parte más flexible de la palma de la mano, que permite
percibir la magnetorrecepción o “sentido
magnético”.
La magnetorrecepción es un sentido que permite a las
bacterias, insectos e incluso vertebrados como las aves y los tiburones
detectar campos magnéticos para orientación y navegación. Los seres humanos
son, sin embargo, incapaces de percibir campos magnéticos de forma natural.
La piel electrónica cuenta con un sistema sensorial
magnético que dota al usuario de un “sexto sentido” capaz de percibir la
presencia de campos magnéticos estáticos o dinámicos. Tiene menos de dos
micrómetros de espesor y pesa apenas tres gramos por metro cuadrado; puede,
inclusive, flotar sobre la superficie de una burbuja.
Los sensores pueden, además, ser doblados a radios
extremos de menos de tres micrómetros, y resistir ser arrugados como un pedazo
de papel sin perder sus propiedades sensoriales. Colocados sobre una superficie de apoyo elástica, como una banda de goma, se pueden estirar a más
de 270% de su longitud durante más de 1.000 ciclos sin presentar fatiga.
La versatilidad se logró al elaborar los elementos magnetoelectrónicos sobre
una base robusta de polímeros que es a la vez ultra delgada y
flexible. Estas características son las que permiten que los sensores se
puedan adaptar suavemente sobre cualquier zona de la piel humana, inclusive las
partes más flexibles de la palma de la mano, sin que se altere su función.
“Los sensores pueden detectar cualquier tipo
de movimiento, así que pueden monitorear la actividad muscular, particularmente
del corazón. Lo más destacado, sin
embargo, es que nos da una sensación adicional fuera de los cinco sentidos que
tenemos”, dijo Denys Makarov, líder de la investigación.
“Los sensores permiten “sentir” o percibir
orientación con base en el campo magnético normal de la Tierra, sin la
necesidad de una brújula o un GPS satelital.
Hemos demostrado una plataforma de interacción hombre-máquina sobre la piel sin
contacto, movimiento y desplazamiento sensorial aplicable para robots blandos o implantes médicos funcionales,
así como funcionalidades magnéticas para la electrónica en la piel”, dice
Michael Melzer colaborador del estudio.
Además, los
científicos refieren un potencial uso que puede ampliarse para que las personas
con discapacidad visual puedan orientarse usando su propio
campo magnético de referencia.
“Extiende la
posibilidad de manipular objetos en un mundo virtual,
por ejemplo, sin deformarlos en el mundo físico”, concluyo Makarov.
Fuente: http://www.ifw-dresden.de/press-and-events/press-release/current-news/article/-65e4380cba/
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