viernes, 27 de febrero de 2015

Neuronas sensibles al movimiento

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Las langostas viajan en enjambres de hasta 80 millones de ejemplares por kilómetro cuadrado (0,4 millas cuadradas), y sin embargo nunca chocan entre sí. ¿Cuál es su secreto?
Piense en lo siguiente: Detrás de cada ojo, la langosta tiene una neurona sensible al movimiento llamada lóbulo detector gigante de movimiento. Cuando estas neuronas perciben que hay riesgo de choque, envían mensajes a las alas y las patas del insecto para que reaccionen de inmediato. La reacción es cinco veces más rápida que un parpadeo.
A partir de este descubrimiento, los investigadores han diseñado un sistema computarizado que permite a un robot detectar y evadir obstáculos sin necesidad de complicados radares o detectores infrarrojos. Este avance permitirá equipar a los automóviles con un sistema de advertencia rápido y preciso que podría reducir el número de colisiones. “Aunque la langosta parece un insecto muy simple, tenemos mucho que aprender de ella”, comentó el profesor Shigang Yue, de la Universidad de Lincoln (Reino Unido).
Fuente: Extracto de Jw.org

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